El vertiginoso impulso
tecnológico se ha convertido en una amenaza para la sobrevivencia de los medios
impresos, específicamente para las publicaciones de libros y textos escolares.
La tecnología ha
revolucionado notablemente los medios de comunicación y las telecomunicaciones,
incidiendo con mayor rigor en la telefonía móvil. También ha generado cambios
impactantes en los aparatos electrónicos como computadoras, televisores, PDA,
Kindle, iPad y reproductores de videos.
Ante estos
cambios apresurados de la tecnología de la información (TI) que estamos
experimentado, surge una interrogante: ¿cuál será el futuro del libro impreso?
El libro impreso
confronta un grave desafío ante los medios electrónicos y de comunicación. Son
numerosas las razones que podrían poner en peligro la presencia del libro en el
mercado editorial.
Algunos
impresores de libros apuestan que las publicaciones impresas son más
competitivas que las de libros electrónicos (e-book). También sostienen que al
libro impreso le queda un largo tiempo de existencia en el comercio.
En este momento
resulta casi un lujo imprimir un libro en una casa editora, a causa de los
costosos insumos que conlleva una publicación. Sin embargo, es irrebatible el
hecho de que las editoras dedican menor esfuerzo en publicar un libro
electrónico o digital que un libro impreso y, en definitiva, es menos costoso.
Numerosas
editoras poseen proyectos paralelos. Producen libros en formato digital
(e-book) y son vendidos al público a través de portales en internet. También continúan
las ediciones de libros impresos, estos últimos dependiendo de los
requerimientos del mercado.
No obstante,
conocemos los desafíos que ahora enfrenta el libro impreso en comparación con
el e-book.
Un reto
terminante lo representa el problema global de la preservación del medio
ambiente. La conservación de la foresta se ve diezmada por la producción de la
materia prima del libro, o sea, la fabricación de papel.
Otro factor
sobresaliente consiste en los espacios físicos que debemos dedicar a cada libro,
ya sea en la casa u oficina. Exige conservarlo en espacio seco y que no absorba
polvo, para mantener el libro en buen estado.
Contrariamente ocurre con el e-book, puede acopiarse en
cualquier dispositivo electrónico de almacenamiento de datos y podemos
colocarlos en cualquier área, ya sea en la casa o la oficina.
Los libros impresos
son objeto a corroerse en el tiempo, por la inclemencia del ambiente que ayuda
a arruinar su preservación. Casi siempre son objeto de atracción de polillas y
otras clases de alimañas que van carcomiendo las páginas hasta dañar el
material.
Una razón más, y
no menos importante, es la demora en corregir las ediciones impresas. En las
publicaciones impresas hay que tardar un lapso de tiempo o esperar que la
edición se agote para realizar cambios sustanciales o enmendar el contenido,
mientras que en los textos digitales sucede lo inverso, el contenido se va
corrigiendo espontáneamente, sin causar aplazamiento.
Un aspecto casi
invisible en contra del libro impreso lo instituye la generación de lectores
que está floreciendo, formada por jóvenes que se han desarrollado en la época
digital. Esta juventud es aficionada, casi enfermiza a los medios digitales
como los computadores personales, laptop, ipad; a la telefonía móvil, con
aparatos móviles inteligentes, a los iphones, de tercera y cuarta generación.
Esta clase de persona sigue con exactitud los avances y cambios tecnológicos.
Si eventualmente
el libro impreso desapareciera del mercado, desencadenaría una serie de eventos
desafortunados que serían catastróficos para la economía, la cultura y la
sociedad. Por ejemplo, desaparecerían las librerías, kioscos y puestos de
ventas de libros; las casas editoras se reducirían significativamente. Las
impresoras destinadas a la labor de impresión de libros quedarían aniquiladas.
Si fortuitamente
esto llegase ocurrir, los lectores voraces extrañarían las fascinantes ferias
de libros que se celebran cada año en los países, consagradas como un
esplendente homenaje al libro, a los escritores y a la propia cultura.
El libro impreso
ha sobrevivido por siglo y algunos editores sostienen que seguirá conservando
su merecido espacio en el mercado editorial, y podrá coexistir exitosamente con
el formato digital por un tiempo considerable.
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