sábado, 25 de abril de 2015

El futuro incierto del libro

El vertiginoso impulso tecnológico se ha convertido en una amenaza para la sobrevivencia de los medios impresos, específicamente para las publicaciones de libros y textos escolares.
La tecnología ha revolucionado notablemente los medios de comunicación y las telecomunicaciones, incidiendo con mayor rigor en la telefonía móvil. También ha generado cambios impactantes en los aparatos electrónicos como computadoras, televisores, PDA, Kindle, iPad y reproductores de videos.
Ante estos cambios apresurados de la tecnología de la información (TI) que estamos experimentado, surge una interrogante: ¿cuál será el futuro del libro impreso?
El libro impreso confronta un grave desafío ante los medios electrónicos y de comunicación. Son numerosas las razones que podrían poner en peligro la presencia del libro en el mercado editorial.
Algunos impresores de libros apuestan que las publicaciones impresas son más competitivas que las de libros electrónicos (e-book). También sostienen que al libro impreso le queda un largo tiempo de existencia en el comercio.
En este momento resulta casi un lujo imprimir un libro en una casa editora, a causa de los costosos insumos que conlleva una publicación. Sin embargo, es irrebatible el hecho de que las editoras dedican menor esfuerzo en publicar un libro electrónico o digital que un libro impreso y, en definitiva, es menos costoso.
Numerosas editoras poseen proyectos paralelos. Producen libros en formato digital (e-book) y son vendidos al público a través de portales en internet. También continúan las ediciones de libros impresos, estos últimos dependiendo de los requerimientos del mercado.
No obstante, conocemos los desafíos que ahora enfrenta el libro impreso en comparación con el e-book.
Un reto terminante lo representa el problema global de la preservación del medio ambiente. La conservación de la foresta se ve diezmada por la producción de la materia prima del libro, o sea, la fabricación de papel.
Otro factor sobresaliente consiste en los espacios físicos que debemos dedicar a cada libro, ya sea en la casa u oficina. Exige conservarlo en espacio seco y que no absorba polvo, para mantener el libro en buen estado.
     Contrariamente ocurre con el e-book, puede acopiarse en cualquier dispositivo electrónico de                      almacenamiento de datos y podemos colocarlos en cualquier área, ya sea en la casa o la oficina.
Los libros impresos son objeto a corroerse en el tiempo, por la inclemencia del ambiente que ayuda a arruinar su preservación. Casi siempre son objeto de atracción de polillas y otras clases de alimañas que van carcomiendo las páginas hasta dañar el material.
Una razón más, y no menos importante, es la demora en corregir las ediciones impresas. En las publicaciones impresas hay que tardar un lapso de tiempo o esperar que la edición se agote para realizar cambios sustanciales o enmendar el contenido, mientras que en los textos digitales sucede lo inverso, el contenido se va corrigiendo espontáneamente, sin causar aplazamiento.
Un aspecto casi invisible en contra del libro impreso lo instituye la generación de lectores que está floreciendo, formada por jóvenes que se han desarrollado en la época digital. Esta juventud es aficionada, casi enfermiza a los medios digitales como los computadores personales, laptop, ipad; a la telefonía móvil, con aparatos móviles inteligentes, a los iphones, de tercera y cuarta generación. Esta clase de persona sigue con exactitud los avances y cambios tecnológicos.
Si eventualmente el libro impreso desapareciera del mercado, desencadenaría una serie de eventos desafortunados que serían catastróficos para la economía, la cultura y la sociedad. Por ejemplo, desaparecerían las librerías, kioscos y puestos de ventas de libros; las casas editoras se reducirían significativamente. Las impresoras destinadas a la labor de impresión de libros quedarían aniquiladas.
Si fortuitamente esto llegase ocurrir, los lectores voraces extrañarían las fascinantes ferias de libros que se celebran cada año en los países, consagradas como un esplendente homenaje al libro, a los escritores y a la propia cultura.
El libro impreso ha sobrevivido por siglo y algunos editores sostienen que seguirá conservando su merecido espacio en el mercado editorial, y podrá coexistir exitosamente con el formato digital por un tiempo considerable.


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